Subes una foto, pones algunos datos, le das a buscar y voilà: descubres que tu pareja te está poniendo los cuernos
La tecnología avanza y con ella también las formas de descubrir una posible infidelidad. Una aplicación llamada Cheater Buster, antes conocida como Swipebuster, permite a los usuarios saber si su pareja tiene un perfil activo en Tinder, la plataforma de citas más popular a nivel mundial. La aplicación funciona ingresando datos como nombre, edad y ubicación, para luego buscar coincidencias en la base de datos de Tinder.
Lo más destacado de la última actualización de esta aplicación es la incorporación del reconocimiento facial. Ahora basta con subir una foto para que el sistema identifique perfiles visualmente similares, incluso si el usuario utiliza un nombre falso. Además, por un costo aproximado de 17,99 euros por búsqueda, la app ofrece detalles como la última conexión, el lugar donde se usó Tinder o si la cuenta tiene suscripciones premium, sin necesidad de tener cuenta personal en la plataforma.
Este desarrollo forma parte de un fenómeno mayor llamado vigilancia digital en las relaciones, donde existen numerosas aplicaciones y métodos para espiar a la pareja. Algunas apps se camuflan como herramientas comunes, como calculadoras o gestores de archivos, pero esconden funciones para guardar información de manera oculta o enviar mensajes que se autodestruyen. Redes como Telegram o Signal potencian esta privacidad parcial con chats cifrados.
La difusión de estas prácticas ha ganado terreno en redes sociales, donde creadores de contenido muestran investigaciones digitales para revelar infidelidades, utilizando datos públicos y tecnología como inteligencia artificial para rastrear ubicaciones o detectar incongruencias.
El crecimiento de estas herramientas y el registro constante de datos personales generan un debate ético relacionado con la privacidad y el consentimiento. Estudios indican que muchas personas, especialmente jóvenes, subestiman el alcance del seguimiento que se puede hacer mediante la información digital. Asimismo, especialistas advierten que el uso de reconocimiento facial sin autorización puede violar regulaciones europeas de protección de datos, destinadas a resguardar información biométrica sensible.
Si bien la sospecha amorosa siempre existió, hoy la tecnología permite corroborarla con datos precisos y en tiempo real. A la vez, estas tendencias reflejan una transformación en la forma en que se entienden la confianza y la intimidad en las relaciones modernas, donde la transparencia digital puede volverse un condicionante fundamental.
Fuente: xataka.com | Leer la nota completa