La inestabilidad de las figuras
El cine, disciplina en la que Luis Peña ha desarrollado una extensa trayectoria, se presenta en esta reflexión como un espacio donde la realidad y la representación se entrelazan en constante tensión. Peña, quien ha centrado su labor en un estilo cercano al realismo, considera que este medio posee la capacidad de modificar la percepción del mundo, aunque con limitaciones para reproducir la naturaleza cambiante y fragmentaria del sueño.
En su análisis, el lenguaje cinematográfico, aun cuando permite transformar la realidad a través del montaje y la puesta en escena, enfrenta la dificultad de capturar la esencia dinámica y carente de estructura fija propia del estado onírico. El cine suele organizar y ordenar la experiencia visual y narrativa, lo que contrasta con la radicalidad informe del sueño, que no sigue una lógica coherente y se caracteriza por su fluidez y ambigüedad.
Desde esta perspectiva, la obra de Peña invita a pensar en la forma en la que el cine se vincula con la representación de lo subjetivo y la percepción humana, particularmente las experiencias que escapan a la razón y al orden convencional. Su reflexión aporta una mirada sobre los límites y las posibilidades del lenguaje audiovisual para aproximarse a dimensiones menos accesibles de la experiencia humana.
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