171 millones de euros después, Metro de Madrid quiere reabrir la línea 7B. La gran duda es si a la décima irá la vencida

171 millones de euros después, Metro de Madrid quiere reabrir la línea 7B. La gran duda es si a la décima irá la vencida

La Línea 7B del Metro de Madrid podría reabrir por completo este noviembre, tras más de tres años de cierre. Se trata de la décima tentativa para normalizar un servicio que inició operaciones en 2007 y que, hasta ahora, acumula una trayectoria de interrupciones que supera los 800 días. La reparación del sistema ya eleva el costo total a 171 millones de euros, a lo que se suman indemnizaciones a los vecinos que superan los 23 millones y que continúan en aumento.

El origen de la crisis se atribuye a la intervención de la obra de ampliación, cuando el contacto entre sales y agua en el subsuelo provocó una disolución del terreno. Se generaron hundimientos y filtraciones que afectaron viviendas de San Fernando de Henares y Coslada. Informes internos citados en cobertura mediática señalan que, en 2008, existió alerta sobre el riesgo de colapsos en el túnel y en edificaciones cercanas, y en 2009 se subrayó la urgencia de actuar.

La descomposición de costos se desglosa de la siguiente forma: 117 millones corresponden a obras e indemnizaciones gestionadas por la Consejería de Transportes; 49,7 millones son del Canal de Isabel II para infraestructura hidráulica; 2,4 millones del propio Metro y 1,7 millones de la Consejería de Educación para demoler el complejo escolar de El Pilar. En total, el gasto supera los 171 millones de euros. Aun así, las indemnizaciones patrimoniales ya alcanzan 23,3 millones y se mantienen abiertos cerca de 300 expedientes. Además, 73 viviendas fueron demolidas, con hogares que debieron abandonar sus inmuebles y, en algunos casos, hipotecarse sobre viviendas ya inexistentes.

La respuesta técnica ha pasado por reforzar el terreno: la Comunidad de Madrid ha inyectado más de 11.000 toneladas de mortero de hormigón en el subsuelo a través de 26.000 perforaciones de hasta 45 metros de profundidad. Se instaló una red de vigilancia que incluye 179 miniprismas topográficos y sensores láser que transmiten datos diarios. También se implementaron 511 elementos de monitoreo y cinco estaciones robotizadas para vigilar la vía, el terreno y las construcciones cercanas. La Universidad Politécnica de Madrid aporta análisis de imágenes de satélite para detectar anomalías.

Los vecinos mantienen su reclamo pese a la seguridad declarada por la Comunidad, y continúan movilizaciones para obtener indemnizaciones mayores. Un estudio de la universidad ha detectado movimientos relevantes en zonas alejadas que aún no se estabilizaron, sin que se conozca detalle adicional. Para la fase operativa, la Comunidad destinará 8,2 millones de euros a contratos de vigilancia y mantenimiento, con el objetivo de actuar de inmediato ante cualquier incidencia sin necesidad de contratos de emergencia. En este marco, la Línea 7B será, por mucho, la infraestructura más vigilada del Metro de Madrid, y queda por ver si la reapertura será estable o si volverá a sufrir cierres en el futuro inmediato.

Fuente: xataka.com | Leer la nota completa